domingo, 7 de octubre de 2007

Recordar.


Como aquellas tardes de domingo que derramaba mi niñez en las paredes de tu casa, mi hogar.

Y la textura de la tierra en mis rodillas, el aroma de atardecer que entraba por mis poros… cuando todo se hacia de forma simple: con mis manos y un poco de barro.

Cuando te preguntaron por la muerte respondiste segura: es tiempo no hay nada más que hacer. Yo estaba contigo, lo recuerdas? nos miramos a los ojos...fue nuestra despedida.

En ese minuto quise poder construir vida con mis manos y un poco de barro.


//recuerdos que no voy a olvidar…//

4 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Las viejas paredes de nuestra infancia y los domingos, son de esos lugares que nos contagian con más asombro, con esos recuerdos que ahora nos permiten construir vida con un poco de barro.

Anónimo dijo...

viste que los domingos tienen un que se yo, que al final te fascinan, o te terminan dando que hacer, o simplemente los detestas pero con creacion en tus manos...
al final si te das cuenta,odiamos los domingos no porque sea domingo, sino porque nos predisponemos a no hacer lo que haceremos mañana o pasado, siendo que es un dia normal ...
tienen su encanto ... y al final los terminas amando no sabes bien porque ...


sigue con el barro en tus manos y si es posible cubrete completa que hay un equinoccio al cual sorprender...

Editor dijo...

uno de los mejores textos cortos que he leído en toda mi vida
un abrazo compa