martes, 22 de junio de 2010

Amado.

Tuvo una vida dura, pero aún así siempre recuerda lo feliz que fue cuando niño.
Fue su propio padre, cuando el real se volvía difuso,
Tuvo que construirse en silencio cuando todo a su alrededor era sólo destrucción.

Tiene ojos de pena, pero para mí siempre tiene una sonrisa. Tiene manos pequeñas, pero sostiene todo un mundo...
Su piel es todo el desierto de atacama reflejado en el cielo...

Suerte.

Soñé que rompiamos un espejo, y se nos venían siete años de mala suerte...

Desperté y recordé que jamás hemos creído en la superstición; que nunca le hemos entregado nuestra vida a un gato negro y que en nuestro patio vive una escalera junto a la pared.

Porque nuestras vidas nunca han descansado en cartas, ni en predicciones... nosotros somos demasiado reales para eso.