viernes, 20 de junio de 2008

… es que suelo tener días medios oscuros y silenciosos… entre negros y grises, y es ahí cuando hago daño. Me voy para dentro, cierro los ojos y mis lágrimas corren por mi espalda, como una foto en blanco y negro que siempre quise tener.
Me transformo en siluetas y todo comienza a costarme; respiro de forma inconclusa, las ventanas dibujadas en el arrebol [que me traje, en una cajita de madera con grabados de una pradera], se vuelven difusas…

Es en ese momento cuando pido, [con mis manos], que alguien venga con un par de carboncillos a dibujarme unos ojos risueños…

1 comentario:

Seba dijo...

Es en aquél momento mas oscuro, en que aprarezo; y no para mostrarte la luz del día. Sino para que te des cuenta que tú eres la luz que necesitas.

Cuándo lo único que hacemos es llorar, ¿qué es lo bueno de llorar?