Soñé que rompiamos un espejo, y se nos venían siete años de mala suerte...
Desperté y recordé que jamás hemos creído en la superstición; que nunca le hemos entregado nuestra vida a un gato negro y que en nuestro patio vive una escalera junto a la pared.
Porque nuestras vidas nunca han descansado en cartas, ni en predicciones... nosotros somos demasiado reales para eso.
martes, 22 de junio de 2010
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