martes, 22 de junio de 2010

Suerte.

Soñé que rompiamos un espejo, y se nos venían siete años de mala suerte...

Desperté y recordé que jamás hemos creído en la superstición; que nunca le hemos entregado nuestra vida a un gato negro y que en nuestro patio vive una escalera junto a la pared.

Porque nuestras vidas nunca han descansado en cartas, ni en predicciones... nosotros somos demasiado reales para eso.

No hay comentarios: